Cuando se habla de agresión policial, represión física violenta o abusos de poder, por parte de las personas encargadas de hacer cumplir la ley, desde los medios de comunicación o desde algunos grupos anti-orden estatal (grupos estos que a pesar de que reniegan de la violencia, reclaman contra ella con violencia) sin importar los más diversos nombres y ascendencias filosóficas, ideológicas y hasta religiosas, no se tiene en cuenta un aspecto oculto de la realidad.
Sabido es, que no soy afín a las estructuras, y a las estatales menos, a pesar de que trabajo en una de ellas, y en una de las más rígidas, luego del Ejército, y pertenezco a otra, un poco menos rígida pero no menos represora que es la educación formal, pero no por ello salgo a prender fuego en todo ni a tirar piedras o insultar sin ton ni son contra las estructuras dominantes que nos limitan las libertades y privan el correcto ejercicio de nuestros derechos en paz.
Para quienes no conocen la obra de Michael Foucault, les invito a leer “Vigilar y Castigar”, especialmente el apartado que se titula Cuerpos Dóciles; si bien el autor realizo ese estudio focalizado en los lugares de encierro, como hospitales psiquiátricos y cárceles, muchos de los que hoy nos forman, no solo en la órbita policial sino de la educación formal, basan su estudio y estrategia de educación en muchos de estos conocimientos.
Pero lo relevante es como se genera, en nosotros seres humanos, una división, clasificación y agrupamiento de individuos, de acuerdo a nuestras cualidades, y en base a ella se nos trata. Lo mismo, luego, hacemos nosotros con los demás, y esto no es casual, es total y absolutamente pensado por quienes nos dirigen, padres, maestros, patrones, gobernantes, policías, políticos, etc.
Lo preocupante no es como evitar que este hecho, que es visto como natural desde los orígenes de la sociedad occidental, se acabe, sino que lo trascendental es saber como salir lo menos afectado de él y como dañar a los demás en la menor medida posible; como individuos, primeros somos rehenes de este sistema de dominación, luego somos reproductores, y ahí está el punto preocupante, porque en la medida que reproducimos también generamos algo un estigma, una marca, una señal que nos caracterizará, definirá a nuestros hijos y a la sociedad en que nos desempeñamos.
Centrados en la acción policial, yo le preguntaría a los grupos que protestan contra la represión policial, las agresiones de los Policías y las violentas actitudes que algunos tienen a la hora de actuar: QUE HAN HECHO POR CAMBIAR EL SISTEMA EDUCATIVO? QUE HAN PROPUESTO COMO MEDIDA PARA ACABAR CON LAS MANIFESTACIONES QUE LIMITAN LOS DERECHOS DE OTROS?? COMO Y PARA QUE CREEN QUE LOS ESTADOS TIENE A LAS FUERZAS POLICIALES Y A LOS EJERCITOS, SI NO ES PARA REPRIMIR, GOLPEAR Y CASTIGAR (a consideración de quienes mandan, por supuesto, no se olviden que en los 90´ a nosotros también nos supieron castigar con vara policial), CUANDO ALGUNOS CIUDADANOS SE EXCEDEN EN EL EJERCICIO DE SUS LIBERTADES???
No tengo respuesta a todas estas preguntas pero sin dudas que como personas, como sociedad y como Policías somos el resultado de una enseñanza, una educación y una formación, REPRESIVA, que ve con distintos ojos a quien obtiene un 10 por hacer lo que mandan y un 1 por no hacerlo porque no lo encuentra útil para su vida, que mira con distintos ojos al que tiene dinero y es hijo de fulano, en comparación con el hijo del pobre, empleado, obrero o changador, que trata con respeto al que viene de traje y corbata del que llega con capucha o de pelo teñido. Nos han formado así, y es eso lo que quieren, que nos veamos con ojos de odio y rencor, que nos tratemos con desprecio y degrademos al otro por ser distinto, que actuemos con dureza con aquel que no se adapta a los standares establecido y con respeto al que parece buena gente; cuando en realidad nadie es superior a nadie, nadie sabe del otro lo suficiente como para denostarlo, ni nadie está libre de pasar de un grupo a otro (ni mucho menos su familia, ya que no podemos dar cuenta de cómo será el futuro más inmediato para nadie), y lo peor nadie tiene el derecho a imponer a nadie, nada, más allá de lo que hemos pactado acatar, como ciudadanos de una misma sociedad, para una pacifica convivencia social.
RESUMIENDO, si queremos cambiar en algo nuestra sociedad, en la Policía, en nuestras familias o nuestro propio accionar, deberemos comenzar por reeducarnos en el respeto, la tolerancia, la fraternidad, la igualdad ante las diferencias y la libertad para la paz. SI CUIDARAMOS DE QUE NUESTROS SISTEMAS EDUCATIVOS NO FUERAN IMPUESTOS DESDE AFUERA Y SE ENSEÑARA LO QUE DE VERDAD NUESTRA SOCIEDAD NECESITA, los educadores no necesitarían reclamar en las calles con tanta vehemencia, SI LOS PADRES TRANSMITIERAMOS VALORES MÁS HONESTOS Y DIGNOS, seguramente no habrían tanta problemática social, SI LA FORMACIÓN POLICIAL FUERA MÁS RESPETUOSA DE LOS DERECHOS HUMANOS Y SE TRATARA AL TRABAJADOR DE LA SEGURIDAD COMO PERSONA, seguramente los ciudadanos de bien tendrían un trato más humano y cordial.
ENTONCES PARA CAMBIAR, EMPECEMOS POR NOSOTROS MISMOS A TRANSFORMAR ESTO QUE NOS HAN HECHO CREER ES LA UNICA REALIDAD, OTRO MUNDO ES POSIBLE, OTRA SOCIEDAD MÁS PACIFICA Y HUMANA SE PUEDE LOGRAR, SOLO BASTA CREER Y EMPEZAR A TRABAJAR POR UN CAMBIO SOCIAL DE VERDAD.
Richar Ferreira