segunda-feira, 12 de janeiro de 2015

REFLEXIÓN - AUTOESTIMA 3

En el movimiento sindical y en la lucha social se usa con asiduidad el término “conciencia”, social, de clase, etc. A propósito de ello es bueno recordar que decir “conciencia” es decir con-conocimiento, y para conocer es necesario tener los ojos abiertos y todos los sentido agudizados con ese objetivo, como forma de no ver las cosas distorsionadas, tras un velo de duda, o solo la sombra de la realidad.

Arribar a un conocimiento absoluto, me animaría a decir que hoy es casi imposible, no solo por lo intrincado de lo que conocemos como realidad, o por la velocidad dinámica en que ésta cambia, sino, por sobre todo, por la ignorancia o imposibilidad de entender todas las facetas de la realidad que se nos permite conocer. Ya no basta con leer mucho, ver y escuchar con atención, sino que es necesario ejercitar la capacidad de razonar toda la información que nos llega con juicio propio y cabeza libre pensante, guiarnos por los sentidos ante tanto bombardeo de mentiras, falsedades y realidades creadas llegando a veces a generarnos un mundo paralelo distante del que podemos necesitar.

Hace unos días compartía con ustedes algunos pensamientos vinculados a la autoestima y como ella influye en nosotros desde la infancia, y en la vida laboral; hoy quisiera centrarme en la relación que ésta tiene con la culpa.

Resulta que ahora, al parecer, el crecimiento de la inflación es culpa de nuestro excesivo consumo, pero, me resulta difícil creer que seamos los laburantes los que nos compramos autos de alta gama, casas de veraneo en zonas prohibitivas, o vacaciones en el exterior; yo diría que, más bien es a causa de una economía global dependiente de variables ajenas a nuestro querer, a un gasto Estatal basado en el excesivo crecimiento del personal contratado al servicio del mismo y un bombardeo permanente y casi coactivo de tarjetas y líneas de crédito- que nos han llevado a vivir para las deudas y no mucho más-, además de una cantidad absurda de productos inútiles, perecederos e innecesarios para una vida plena y feliz.

Pero claro, como siempre “la culpa es solterona”, nadie la quiere tener, menos podemos esperar que alguien reconozca tener algo de culpa en esta carrera por el desprecio del otro, la descalificación del semejante y la estupidización e infantilismo del votante.

Explicar un hecho tan complejo como el crecimiento de un índice económico global de un país, con la simple respuesta de que la culpa la tiene la gente, es tan pueril como la filosofía reinante en el gobierno, la cual fuera plasmada en la Guía expedida por el Ministerio del Interior, donde se nos indicaba no dejar nada a mano de los ladrones, no circular con calzados caros, joyas o celulares de ultima generación para que LAS POBRES VÍCTIMAS DE LA SOCIEDAD NO NOS HICIERAN PRESA DE SU DESEO DE TENER VIOLENTAMENTE LO QUE NO ACCEDEN POR ALGUNA VÍA LEGAL.

Aunque intenten hacerme culpable de la miseria de un país, que ellos deberían administrar como “buen padre de familia” y no como un surtidor de placeres y ambiciones personales, políticos y partidarios de algunos; o quieran hacerme culpable de unos pocos marginales, que optan por el camino equivocado, en pleno uso de su razón y sano juicio mientras otros se esfuerzan por superarlo de la mejor manera, con la excusa de que si la sociedad los señala como seres distinto (que de verdad lo son , por pensar así) son discriminados y marginados; entonces luego se hace necesario crear más planes asistencialistas que los contemplen e incluyan en la sociedad que ellos mismos desvalorizan, degradan y humillan a cada día, pero que cada 5 años usan sin dudar.

Yo no soy culpable de la inflación, así como no soy culpable de que los marginados necesiten de los planes asistencialistas para vivir; he sido un laburante toda mi vida, lo que tengo me lo he ganado con trabajo y dignidad –y cuando perdí algo fue por la crisis que ellos generaron en el 2000- POR LO TANTO GOZO DEL FRUTO DE MI TRABAJO CON PAZ Y FELICIDAD, SIN NINGÚN CARGO DE CONCIENCIA, PORQUE ME QUIERO Y ME CUIDO, SIENTO FELICIDAD CUANDO COMPRO ALGO, PORQUE LO HE PODIDO ADQUIRIR DE FORMA LEGAL Y HONESTA, ASÍ MISMO CUANDO TENGO PARA COMPARTIR TAMBIÉN LO HAGO CON SENCILLES SIN DUDAR, porque si algunos marginales acaban siendo delincuentes no es mi culpa, y si la inflación crece es porque ustedes no saben donde están parados y vuestra soberbia no les deja ver más allá de su nariz.

DISFRUTEMOS CON SATISFACCIÓN Y PLENA TRANQUILIDAD DE NUESTROS LOGROS, NOSOTROS NOS LO MERECEMOS.

Richar Ferreira